domingo, 14 de septiembre de 2008

laboratorio sala kstelar 22







Durante los últimos años las investigaciones biológicas y médicas han afectado profundamente al desarrollo del discurso cultural del que los artistas se han hecho cargo.

Las interpretaciones que los productores de la cultura han generado en este campo se caracterizan por su diversidad y complejidad. Han creado, desde una óptica interdisciplinar y experimental, obras donde cuestionan las posibilidades poéticas y estéticas de la ciencia, del discurso científico y de los avances tecnológicos.

Se ha abierto una nueva brecha de experimentación que introduce a los artistas en los laboratorios y esto, a su vez, sociabiliza la acelerada investigación que en ellos se lleva a cabo. El concepto laboratorio se expande como lugar no sólo físico sino también reflexivo, donde se sirve de las herramientas necesarias para experimentar, analizar, indagar o transmutar.

El arte de hoy manifiesta su interés por las ciencias, concretamente por las más próximas a la biología. El panorama del arte actual introduce en sus creaciones organismo vivos (animales, plantas, células, bacterias, tejidos orgánicos, etc.) como parte estructural de la obra, razón por la que se les ha empezado a denominar “bioartistas” a todos aquellos que interrogan a la naturaleza y a sus creaciones; la informan, y la dotan de infinitas posibilidades estéticas y conceptuales.

Al igual que en el laboratorio el científico mediante el microoscopio accede a un mundo de otro modo visible, intentando separar la esencia de los matices, la información del ruido y tratando de comprender y hallar lo común entre lo diverso,

Las interacciones entre arte y ciencia revelan una creación en el quehacer científico. Se discurre en la elaboración de un momento crucial que exige un despliegue de imaginación, ingenio y otras virtudes que concurren en todo proceso creativo, en la edificación de algo que todavía no se ha formulado.

En la creatividad tanto artística como científica están involucradas las mismas virtudes anímicas: la curiosidad, la inventiva y la capacidad de asombro que lleva a la artista.

Decía Ramon y Cajal que “en la ciencia como en la vida, el fruto llega después del amor”. Muchos científicos adoptaron esta lección, la que se produce cuando al avanzar en el conocimiento comprendemos la imposibilidad de llegar hasta el final. Tal vez por ello la ciencia se asoma necesariamente al terreno del arte y viceversa ya que ambas disciplinas dan cobijo a sus productores de su asombro, sus incertidumbres, y sus preguntas sobre el mundo...

DE LA CREACIÓN ARTÍSTICA EN EL QUEHACER CIENTÍFICO

Miguel Ángel Benjumea



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